jueves, 9 de agosto de 2018

Resolución de conflictos en la familia

Resolución de conflictos en la familia



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Por: Héctor Rodríguez
El conflicto definido como la diferencia o desacuerdo entre dos o más individuos, generalmente lleva a conductas emocionales desagradables. En el desempeño de cada ser humano y en sus relaciones con las demás personas, surgen las dificultades que en algunos casos pueden generar conflicto.
Dentro de la familia, las emociones y sentimientos son intensos por los lazos afectivos que se comparten. La diversidad del mundo individual conlleva la necesidad de contrastar las diferentes percepciones o valoraciones que hacemos de los acontecimientos. Las relaciones humanas y nuestra identidad logran afirmarse y desarrollarse a partir del compartir nuestra individualidad y reconocer la singularidad de las otras personas con las cuales crecemos.
Sin embargo, este encuentro interpersonal puede tomar muchas formas, dependiendo de los intereses, necesidades, maneras de expresar nuestra afectividad y estilos de interacción asumidos en cada relación. El instrumento definitivo que nos permitirá afrontar de manera eficaz o inadecuada el conflicto, es la comunicación.
La familia funciona como un sistema vivo, es decir que lo que le pase a una de sus partes, la afectará en su totalidad; por esto, cuando por ejemplo papá tiene preocupaciones, mamá al observar que él se siente mal, se tensionará  y esto se reflejará de alguna manera en la relación con el resto de la familia.
Los conflictos pueden surgir por desacuerdos en la forma como percibimos los hechos; entonces, es importante que aprendamos a reconocer las diferencias que cada persona tiene para valorar la realidad y tratar de ponernos en el lugar del otro para comprender su punto de vista, lo cual, si no es posible, nos debe llevar de todos modos a respetar el aporte de la otra persona, aunque mantengamos nuestra propia valoración de los sucesos.
Por ello es importante ser justos y expresar lo que sentimos, responsabilizarnos por nuestros sentimientos; no culpemos a otros por lo que nos pasa, pues lo cierto es que cada persona es responsable por lo que decide sentir frente a un hecho; además si culpamos a otros de lo que nos sucede, de inmediato la persona asumirá una posición defensiva y cerrará la posibilidad de manejar en forma adecuada la situación.
Finalmente, es importante que mencionemos específicamente los cambios que esperamos se den en su comportamiento, o como podemos conciliar. Es importante que aclaremos que el conflicto, si se afronta con el deseo de buscar una solución para que las dos partes puedan ganar, permitirá que la relación avance y que se consolide el lazo afectivo.
Lo más sano es propiciar el diálogo abierto, buscando escuchar con el corazón la posición de la otra persona, sin juzgar; manifestar respeto por su opinión, y a la vez, expresar nuestra particular visión de las cosas. Buscar luego encontrar puntos en común o plantear una lluvia de ideas que nos permita encontrar una salida a la situación. Si sentimos que somos escuchados y que se nos tienen en cuenta nuestras mutuas necesidades, habrá una mayor disposición para lograr un acuerdo.
En la familia hemos de aprender a conciliar nuestras diferencias, pues los conflictos deben convertirse en oportunidades para crecer en la convivencia. De lo contrario pueden generarnos gran dolor y empobrecer la vida familiar.
¿Se ha preguntado…?
¿Qué mecanismos utiliza en la familia para resolver los conflictos?
¿Qué fortalezas ha desarrollado en grupo para resolver conflictos?
¿Qué limitaciones necesita superar para permitir que las situaciones de conflicto le permitan avanzar en la convivencia familiar?
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Actualizado por: Jose Soriano

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